La risa un poco ronca y una barba cana le dan cierto aire de vagabundo. Aparece los miércoles y comparte nuestra errática charla hasta media noche; entonces, como si fuera Cenicienta, se despide dejando 50 euros bajo el brick de vino.
Luego sube al puente y se va en su cochazo. Todos sabemos quien es y él sabe que lo sabemos.
Vaya usted a saber que impulsa a un millonario como él a venir a nuestras veladas; quizás el recordar de donde viene, tal vez el no olvidar a donde puede volver.
Luego sube al puente y se va en su cochazo. Todos sabemos quien es y él sabe que lo sabemos.
Vaya usted a saber que impulsa a un millonario como él a venir a nuestras veladas; quizás el recordar de donde viene, tal vez el no olvidar a donde puede volver.
desasosegada
Nos vemos, alrededor de un bidón reconvertido en hoguera. Nos movemos por este espacio, bajo un puente, con nuestros mitones.
ResponderEliminarNos reunimos cargados de historias en la boca y descubrimos, cada miércoles, que somos como vagabundos con amigos nocturnos con manos dirigidas a la lumbre, en corro, cercando el calor.
Con un amigo comentábamos lo que era este espacio llamado Relatarium. Me acabas de hacer pensar en esa velada.
Un abrazo.
Un abrazo