"¡Retirada, retirada, retiradaaaaaa...!". El hombre atravesó la ciudad corriendo y gritando esta única palabra. Nadie le miró, nadie le detuvo, nadie hizo nada por él. Así llegó al fin del mundo donde Dios y Satanás jugaban a las cartas. Al verlo, no pudieron evitar sonreír.
Maelstrom
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