martes, 25 de junio de 2013

CORAZÓN DE DOMINGO

No hace falta abrir los ojos al amanecer para sentir el latir del corazón de domingo: antipático, solemne, reiterativo, monótono, silencioso... ¿El corazón o el domingo? Los dos a una. Lo peor, el tic tac del reloj que se ha despertado antes que yo y estará todo el día presente buscando su protagonismo. ¡ Déjame vivir un poco más! No me vengas dando la lata con tus manecillas ruidosas. Silencia la carrera del segundero y quédate tras de la puerta¡ no entres! Aún no ha amanecido y quiero sentir que el sábado durará la eternidad.

Mercedes Marín del Valle

4 comentarios:

  1. Pobre domingo, era la luz que nos alumbra y ahora va a resultar que es una maldición. Qué duro para el pobre domingo, a lo que ha llegado. Todo es culpa de la implantación de la semana inglesa, nada bueno nos puede venir de allá arriba. Pero Mercedes, mujer, no es para tanto, las mañanitas de domingo siguen teniendo mucho encanto, sobre todo si son soleadas. Claro que si hay que despertarse después de un sabado, sabadete... je, je. Pues también, qué narices, una mañana para seguir retozando. La tarde ya es otra cosa, lo reconozco. Ahí sí que la amenaza del lunes es inminente. Y bueno, que me ha salido un comentario más largo que el relato, y encima lleno de obviedades, así como marujil. En resumen: que está bien tu relato, Mercedes.

    El Manco

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  2. Si, eso si, largo es jajaja.
    Bueno, quizá yo también me refiera a la tarde pero... aunque "disfrutes" de la mañana que puede ser preciosa y mejor que la del sábado, el corazón, mi corazón presiente que el tiempo galopa.

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  3. Pues por eso mismo: Carpe Diem. ¡Hip, hip, hurra!

    El Manco

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  4. Ésto tiene tan fácil solución como dotar al domingo de sentido, mi personal receta es una buena marcha por el campo del que vuelves medio cansado, encantado y listo para volver a empezar

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