Me asomé al balcón de tu rutina y me gustó lo que vi. Abriste una a una más puertas, y no me resistí a seguir curioseando. Cuando llegó el tiempo de las caricias y el sudor, ya había entrado hasta el fondo del pasillo, donde casi no queda luz, y una vez allí, olvidé el camino de vuelta. Me quedé.
Cronopio
Bordas los retratos de interior, crono.
ResponderEliminarMe gustan tus micros intimistas, cronopio.
ResponderEliminarUna vez más, otro genial.
ResponderEliminarTal como lo narras, creo que todos nos quedaríamos.