martes, 28 de septiembre de 2010

turismo cultural

Al entrar por el pórtico de la catedral, lo hizo con una reverencia digna de otra época. Su esposa, perpleja, observo con curiosidad e intriga. Lo imaginó con ropas dignas de tal gesto, con media melena, brazos fuertes y armado. Se vio junto a el. Orgullosa de formar parte de tan noble estirpe. Sintió verdadera admiración por ese hombre, ahora desconocido. Al terminar la visita, al tiempo que salían, lo volvió a observar. Con altivez, se asió a su brazo y sonrió satisfecha.

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2 comentarios:

  1. Es el relato de una epifanía. Me gusta por eso y porque además es exacto y verosímil. Se describe la alteracion de la conciencia y su resultado.

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  2. 21, a veces pasa, leo muy rápido y esta vez, el comentario de josé javier me ha hecho leer otra vez y ver cosas que no había visto y veo que está muy bien estructurado, sí señor. Enhorabuena (una semana después).

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