Cuando el Consejo de Sabios determinó mi exilio en los escenarios de la resturación, se amotinaron mis papilas gustativas definitivamente. Ahora exhibo el orgullo de ser un apátrida de los guisos sin servidumbres a estrellas ni galaxias culinarias.
Tus albóndigas con rovellons y sin artificios me trasladan a donde quiero siempre regresar: mi alimento y mis raíces.
No contesto. Mi correo lo cerró y sólo permanece abierto a...
Albada
Genial.
ResponderEliminarSe indisciplinan de nuevo los caracteres.La tecnología y yo amigas íntimas no seremos nunca pero pensaba que un "entente cordiale" medio habíamos conquistado.
Honradamente:En este concreto aspecto de nuestra relación me da igual.
Hola Albada. Si quieres deja como comentario las palabras que le faltan a tu relato y yo se las agrego entrando como administrador. Saludos.
ResponderEliminarGracias Sara.
ResponderEliminarA veces no pasan estas cosas, a veces sí.Has sido muy amable.
Gracias.
Por cierto tu "Optimista", a mí me ha gustado mucho