La enfermera toma en sus brazos al malherido oficial británico y no cesa de apremiarle:
-Dime tu nombre, dime tu nombre para que lo sepa tu madre...- Una y otra vez.
El soldado, reavivado por la voz insistente y el movimiento que lo acuna, intuye que a pesar de su estado saldrá de ésta. Abre los ojos, mira pausadamente a la enfermera y flemáticamente responde:
- Mi madre ya sabe mi nombre...-
Alsquare
Muy bueno ese sutil erotismo "...y el movimiento que lo acuna...". ¡Medicina naturista a tope, jajaja!. Me encantó.
ResponderEliminarLa mejor de las respuestas!!! ja,ja,ja,ja la enfermera debería tener otro tacto con esas preguntas. Un relato lleno de muchas cosas Alsquare, me gusta
ResponderEliminarExcelente relato, Alsquare. Con un punto de ironía delicioso en ese "pausadamente". Y reitero las gracias por tus desvelos informáticos.
ResponderEliminarAprovecho para darte las gracias por tu dedicación y buen hacer en el blog, que sin ti, seguro que no existiría.
ResponderEliminarEn cuanto al micro, me da que la enfermera estaba cañon.