El sofá tenía mi forma y sus hundidos correspondían a mi anatomía. Más tarde, y con tu llegada, aparecieron nuevos relieves de unión de cuerpos. Hoy te busco en ellos y no te encuentro, caigo en su vacío, en mi soledad. He de vender el sofá si te quiero olvidar.
Cormoran
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ResponderEliminarMe gusta, cormoran. Me imagino al sofá presto a ser usado por otros, que llenarán sus huecos con sus cuerpos y dejarán a su vez las huellas de sus propias historias.
ResponderEliminarBueno, cormorán.
ResponderEliminar@Sara Lew
ResponderEliminarSin saberlo, quien compró el sofá fué la misma persona que lo abandonó. Y no lo hizo por conservar o recuperar recuerdos, no. Lo hizo por vagancia. Aquel sofá ya tenía sus formas. Ja,ja,ja
@mirina
ResponderEliminarGracias capitana. No siempre puedo contestar o comentar en tiempo, aunque trataré de estar al día en ello.