viernes, 1 de octubre de 2010

Judas

Después de leer su respuesta, me invadió un bochorno que se llevó mi autoestima a mejor vida. "Me está fallando la intuición"- pensé, ya sentada en mi sofá. En la reunión, sus ojos seguían la exposición sin plantear impedimento alguno a mi argumentación. Nada hacía suponer el desastre. Le envié un correo, segura de su voto. Y no, no supe descifrar su código, su actitud formal y afable no era tal. Era una máscara más. No hay segundas oportunidades en este nuevo mercado laboral. Damadeltablero.

2 comentarios:

  1. Una dosis de puro realismo y cuatro palabras, buen mr, damadeltablero.

    ResponderEliminar
  2. Ya lo creo que no hay segundas oportunidades.... y más si ya no tienes 20 años. Muy bien reflejada la realidad. Me gusta.

    ResponderEliminar