viernes, 1 de octubre de 2010

lento suicidio.

Hay muchas clases de abandono. Yo he sufrido varios. El más penoso es el sufrido en tus propias carnes. Consecuencia de tu negación a existir e ir desapareciendo poco a poco. Es la alternativa de aquellos que no tenemos valor ni para quitarnos la vida de una sola tacada. La verdadera lección consiste en ir tomando notas de tus partes expropiadas a voluntad propia. El cuerpo se descompone en vida. El sistema nervioso es el último en caer. ¡Un momento, voy a cambiar las pilas a la cámara!...

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2 comentarios:

  1. A veces sientes esa necesidad de parar el mundo y poder bajarte de él, para poder recomponer tu vida que con los distintos giros se ha quedado como un puzzle con sus piezas desencajadas.

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  2. @Vanadis
    En alguna ocasión nos hemos dejado llevar hasta el límite que nunca pensamos llegar, por una multiplicación de situaciones desfavorables. Optando por el abandono personal y siempre alguien nos ha rescatado en la deriva más absoluta. Quizás me he pasado, con la expropiación del propio cuerpo y la filmación de dicho momento. Un abrazo, Vanadis.

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