domingo, 3 de octubre de 2010

No pude ,no supe, no quise

Se desgarraba su dolor en mis oídos. Me asustaban sus dedos apretando mi mano en el apretón que le ofrecí y que ahora dolía. Viendo mis dedos azulados, sus ojos inyectados en lágrimas negras y el rictus roto en su cara, entendí que no sabría calmar el fuego del dolor de sus entrañas. Le abracé fuerte y dejé que mi jersey se inundanda de su esperanza herida a muerte.
Tras unos instantes pude separar su cuerpo de mi abrazo y decirle solamente...Cúanto lo siento.
Albada

4 comentarios:

  1. Tres palabras: Me ha encantado. Enhorabuena.

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  2. Un abrazo de muerte. Muy bueno, albada. Con imagen y sonidos, en ese momento solo hay que soportar, el que te confíen un instante así, ya es suficiente para el que lo sufre.

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  3. Albada. ¡Impresionante!

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  4. Gracias.Ese momento vivido con una madre pone los pelos de punta.Hizo que al describirlo casi lloro al recordarlo y ya han pasado tres años.

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