domingo, 3 de octubre de 2010

Nuevo compañero (saryle)

Era soso y aburrido. No me proveía de atenciones ni de mimos. Se lo dije antes de subir sola a casa. Estuvo un buen rato parado en la esquina dónde lo abandoné. Busqué un nuevo compañero. No fue fácil. Soy bastante selectiva. Aún así lo encontré. Congeniamos enseguida. Ahora regreso a casa y él me acoge entre sus brazos. Da palmaditas en mis hombros, alentándome después de un arduo día de trabajo. Recostada, masajea mi espalda hasta que caigo rendida en su regazo. No hay como mi nuevo sofá.

3 comentarios:

  1. ¡Cuanta vida tienen los sofás! Los viejos y los nuevos, estos últimos por domar y los primeros, pobrecitos, por desvencijados y molestos a la anatomía.

    ResponderEliminar
  2. Lo que nosotros abandonamos por viejo y usado, otros lo recogen como algo nuevo, mejor que lo que tenían. Y no sólo pasa con los sofás...

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno, saryle, y divertido.

    ResponderEliminar