Con las cestas de mimbre colgadas del brazo, nos adentramos como niños felices en terrenos de duendes y gnomos. Y vemos sus casas, setas rojas de lunares blancos, que no se cogen, por amor a nuestras vidas y respeto a sus moradas. Entre la hojarasca y a pié de arbusto encuento un níscalo y al levantarme encuentro un beso. Nuestros cuerpos se abrazan y al calor de los últimos rayos de sol nos amamos.
Sólo los gnomos conocen el secreto, las setas son excusas para darnos besos.
Tagore123
Tagore 123, me gusta el micro, me gusta el "Lactarius deliciosus"...
ResponderEliminarEs tiempo de setas, tiempo de amarse a media voz...que decía, más o menos, Serrat.
¿A cual lactarius te refieres al naranja de los bosques o al carmesí de unos labios ? jajajaj. Gracias Rubia. Me alegro que te guste. Aunque no hay que olvidarse de los Boletus Edulis o incluso de la humilde Macrolepiota (conocida popularmente como el escalope de monte), vamos toda una orgia para el el paladar.
ResponderEliminarBonito, Tagore. ¿Orgía?. Con el relato y vuestros conocimientos micológicos, intuyo que es orgía doble para los sentidos.
ResponderEliminar@papelyl�piz
ResponderEliminarjajajajaja. Gracias por el comentario y cuando quieras te apuntas, ya que creo que, tanto Rubia de bote como yo, estamos dispuestas a ir a por setas. Luego si eso las cocinas tú. jajajaj
Me ha encantado Tagore, he visto perfectamente la situación y de paso me han entrado ganas de ir a por setas, claro. Si no hubiera que madrugar tanto...
ResponderEliminarpues si hay que ir a por setas se va, yo me apunto!! tagore123 un relato lleno de frescura
ResponderEliminarGracias a todos por leerlo y comentarlo, me alegro que os guste y respecto a las setas, nada, ¿cuándo quereis que quedemos?
ResponderEliminarTagore 123.Cuando quieras te vienes a Cataluña a comer rovellons ( níscalos) con albóndigas.Con conejo y un buen sofrito están de muerte y a la brasa con ajo y perejil ( humildes condimentos, vamos...es que es de lujo)
ResponderEliminarTu relato me ha gustado
@Albada
ResponderEliminarAlbada, no me tientes que te tomo la palabra. A mi marido y a mi nos encanta el mundo de la seta y todo el encanto que conlleva. Asi que, somos capaces de plantarnos en un plis. Me alegro que te haya gustado el relato. Un abrazo.