martes, 16 de noviembre de 2010

Adelaida

Adelaida se compró un vestido estampado con pequeñas violetas, y cada día esperaba en la estación la llegada de Lorenzo. Cada dos o tres días lavaba su vestido floreado y volvía a ponérselo recién planchado para esperar a su novio; así pasaron diez días. Al décimo, ante la máquina del último tren que entraba en la estación aquel día, Adelaida se tiró a las vías como se arroja un puñado de violetas ante el paso de una diosa.

Marsa


0 comentarios:

Publicar un comentario