martes, 9 de noviembre de 2010

¡Atrapado!

Mi interlocutor miraba hacia otra parte. Yo le sonreí pero él no se dio cuenta. Luego supe que estaba esperando la llegada de la policía, pero en aquel momento ignoraba que mi identidad de ateo infiltrado en pleno Monte do Gozo había sido descubierta.

Heartguitar


2 comentarios:

  1. Fiel reflejo de la dictadura que vivimos en "democracia".

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  2. Si Luis, Gracias por tu comentario, es la sensación que a veces experimenta uno frente a esos grupos "unidos como una piña" que aparecen por todas partes.

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