martes, 9 de noviembre de 2010

Coma... y punto.

Comenzó a besar ávido, jadeando, el cuello de la mujer. -No quiero despertar de este sueño. Ella murmuró: -no lo harás, cariño. En una habitación frí­a y blanca, una mujer contaba las gotas que se deslizaban por el tubo de plástico, tan inmóvil como el cuerpo tendido en la cama.

Hank66


3 comentarios:

  1. Supongo que entiendes que yo lo leo perfectamente.
    Me ha gustado

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  2. Tus médicos y enfermeras algún día te pedirán parte de tus derechos de autor, hank ;-)

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  3. Jajaja, tienes razón, Inopio, la verdad es que el tema hospitalario da para mucho. Tengo la pierna hecha cisco, pero la inspiración no me falta. Un saludo.

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