sábado, 20 de noviembre de 2010

Delirios

El poeta inventaba acciones con sus verbos, entonaba rimas con sus ripios; zarandeaba palabras que esparcía formando versos; soplaba los puntos y las comas hasta que caían, suavemente, en su sitio. A la luz de las velas declamaba su obra en voz alta, escuchando con atención sus delirios, emocionándose con sus más íntimos sentimientos, llorando su dolor tan bien descrito. Entonces el poema ardía en las llamas, aquellas que alumbraban la noche oscura de su alma y la soledad de su triste destino.

Saryle

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