sábado, 6 de noviembre de 2010

Diez pasos

Asomando entre una oscura amalgama de brumas y
deseos quizás ficticios, surqué los escasos diez metros que me separaban de un abrazo eterno o de otro revés de la vida, marcando los pasos, contando casi los latidos acelerados.

Antes de llegar a su altura intenté infructuosamente que mis ojos se cruzaran con los suyos, en busca de una señal mínima que me indicara si debía detenerme a su lado y probar suerte o seguir caminando.

La señal no llegó, pero el azar decidió que debíamos seguir jugando.

Cronopio


1 comentario:

  1. Cuatro manos más tarde, y después de dos faroles, decidió terminar la partida.

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