domingo, 21 de noviembre de 2010

La masía

Al final del camino emergía, elegante y gris. Con detalles modernistas, una joya en mitad de la sierra, decía el anuncio. Meter la llave en la cerradura, me produjo un estremecimiento. Los goznes rechinaron y al abrir la puerta, las sombras cubrieron mis ojos. La linterna acabó con ellas, pero mi infancia me asaltó de repente y me llevó en volandas por cada habitación. Tomé la decisión, en medio de esa vorágine emocional que me envolvía. La alquilaré, aunque siga siendo la hija de la cocinera.

Damadeltablero


4 comentarios:

  1. Me gusta, Dama. Los detalles los describes muy bien, esenciales para entender ese quiebro final, lleno de orgullo y determinación.

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  2. El final, dama, me ha hecho sonreir. Ya me esperaba un corto de fantasmas pero ya vi que los fantasmas acompañaban a la inquilina sin temor, sino con una dignidad que alabo.

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  3. Aunque de alquiler y por tanto temporalmente, por fin dueña de su pasado. Estupendo relato.

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