Aunque era un pobre hombre, solitario y taciturno, su mirada lobuna daba realmente pavor.
Los niños le llamaban "el lobo-hombre" pero él nunca llegó a entender por qué.
Vivía al final de la calle,y las noches despejadas ahuyentaba a la soledad hablando cara a cara con la Luna.
Cronopio
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