sábado, 6 de noviembre de 2010

Oráculo


Sentado en la orilla deja que el mar se lleve la arena de sus manos, junto a las preguntas. Supone estar ante un inmenso oráculo que alberga todas las respuestas. Teme decir adiós y que ella calle. Teme que ella lo abandone y no sentir su ausencia. Teme no comprender por qué.
Las olas de otoño le recuerdan a ella cuando se acercan tentadoras a tocarlo y luego huyen, dejándolo frío. Él se aparta un poco y luego más, hasta que la distancia se hace insalvable. Comprende. El mar le ha traído la respuesta.

Saryle

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