domingo, 14 de noviembre de 2010

Theos

El libro sagrado me observa con severidad, quizá con irritación. Nunca un infiel había dormido a su lado. Como no soporto las tensiones con un compañero de cuarto, le ofrezco una explicación. Además, quiero seguir durmiendo. Le digo que no soy "infiel" en sentido absoluto, sino fiel a otras cosas, no a un dios. Fiel y honesto para con personas y convicciones; le hablo de ética y de respeto. Al rato, miro de reojo y veo que el libro duerme como un lirón. Canta el gallo y nace un nuevo día.

tapia


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