viernes, 19 de noviembre de 2010

Una noche oscura

¡Cómo me reconfortaba la sonrisa de la abuela! Recoger su casa me trae añoranzas y cada rincón me transporta a vivencias y conversaciones olvidadas. El calor de ese hogar no es el mismo sin ella, por más que los radiadores antiguos abrasen como antaño. Sus sábanas huelen a recuerdos en los que yo, sólo yo, era el gran protagonista.

Alsquare


2 comentarios:

  1. Alsquare, gracias por devolvernos por unos momentos al paraíso perdido de la sonrisa de la abuela, de su caja de galletas interminable, de sus alas de ángel de la guarda, a cuyo calor una vez dimos nuestros primeros pasos, pisando el suelo, como tú bien dices, con el marchamo alegre del protagonista.

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  2. @gabrielpalafoxPrecioso comentario gabrielpalafox, un precioso microrelato en sí mismo.

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