Le encantaban los boquerones en vinagre. Sentir en el paladar la suave carne blanca impregnada del ácido líquido, resbalando suavemente por su garganta, llenándola de aroma a pescado y sabor a vinagre. En cierto modo, pensó, era como su última relación. Le encantaba estar con él y sentir la unión blanca, suave y con cierta acidez. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un ahogo. Una espina se había clavado en su garganta. Fué entonces cuando decidió finalizar la relación.
Tagore123
Me has hecho recordar aquella canción: 'Eh, tú, boquerón...'. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias Rodia, si te digo la verdad, me parece que el boquerón de tu canción no estaba, precisamente, avinagrado.... ;-) Un abrazo.
ResponderEliminarTienes razón Tagore, estaba frito y sin amor.
ResponderEliminarOriginal y muy divertido. Me ha encantado Tagore.
ResponderEliminarSaludos