miércoles, 1 de diciembre de 2010

Miles, centenas, decenas

El agua anega campos y viviendas. Arrastrando suciedad y muertos, destruye estancias donde nos reuníamos amigos y familiares y donde la niña dormía, paneles de madera que apenas concedían una apariencia de intimidad que ahora se antoja absurda. Se avistan helicópteros. Lejos del hedor de los cadáveres, los periodistas fotografían y escriben sobre la suerte de miles de personas y animales. Pero nadie más que nosotros sabrá que el vital elemento ahogó las vidas de Sergio, Iván y María.

tapia


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