miércoles, 1 de diciembre de 2010

Vida evaporada

Hay pasión en sus ojos, se vislumbra en sus pupilas encendidas. Sin embargo apaga ese fuego con un soplo de vida evaporada, desvanecida, enferma por no vivir intensamente. Algo se mueve aún en su interior, zigzaguea intentando ascender, pero al final se bloquea. Inmóvil temblequea su miedo, esperando otra oportunidad que no llega, soñando otro mundo sin tedio donde la felicidad no dependa de él. Se sienta a la mesa y su madre, como cada noche durante cuarenta años, le sirve la cena.

Saryle

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