Me presenté en casa con flores y marisco, incluso lloramos de emoción.
Por la tarde fui a ver a mi madre, pero su alzheimer la aleja tanto de nosotros, que no pudo entender nada.
Al llegar a casa, la pequeña aprovechando la alegría general, me contó que había suspendido siete.
Por culpa del berrinche empezó a dolerme la úlcera y me acosté contrariado.
Ayer me tocó la lotería y hoy mi vida sigue siendo un fiasco.
desasosegada

Hombre, hay que agradecer que por lo menos los problemas de dinero no aquejan y te dan tiempo para atender los otros con mayor dedicación.
ResponderEliminarPor otra parte no puedes esperar que el dinero lo resuelva todo.