jueves, 16 de diciembre de 2010

Pandemónium

Disfrutaba empapándose hasta los huesos bajo fuertes aguaceros, jugaba al escondite con rayos asesinos, esquivaba violentos vientos huracanados, reía de felicidad en medio del mayor pandemónium. Al amainar cada temporal, se recluía ensimismado, hasta que un nuevo trueno despertaba su apetito vital.

3 comentarios:

  1. Vaya, un verdadero enamorado de las tormentas. Buen micro.

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  2. Alguien dijo en este blog que había que afrontar las tormentas. Este relato es una parábola que guarda cierta relación con esa afirmación. Hay quien no sólo se crece ante las dificultades, sino que se nutre de ellas.

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  3. Alguien dijo en este blog que había que afrontar las tormentas, entiendo que en sentido metafórico. Hay quien no sólo las afronta, sino que se crece en ellas y con ellas.

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