Comía aire, bebía niebla y escupía fuego. Vivía a bandazos entre un paraiso imaginario y un infierno ficticio. Sobrellevaba la oscuridad masticando las vísceras de quien osaba acercarse. Cuando le conocí ya era un monstruo mitológico, un ente maligno perfecto. Había logrado cumplir su sueño.
Cronopio
Blogged with MessageDance using Gmail
Cronopio

Menudo ogro, Cronopio. Menos mal que has logrado encerrarlo entre un paraiso imaginario y un infierno ficticio, para no toparse con él.
ResponderEliminar