Se despertó empapado en un sudor frío. Había tenido pesadillas siniestras, pero como esta, jamás. Soñó que era asesinado en plena calle, lástima que no recordara las formas, lugares, caras...
Tomó café doble antes de salir, una anfetamina para coger ánimos, más un chispín de cognac para hacerle frente al frío.
Prácticamente arrastrándose por las paredes, huyó de miradas amenazantes, hasta conseguir llegar al centro comercial, dónde alguien se acercó a pedirle hora y él saltó al vacío despavorido
21
Blogged with MessageDance using Gmail
Tomó café doble antes de salir, una anfetamina para coger ánimos, más un chispín de cognac para hacerle frente al frío.
Prácticamente arrastrándose por las paredes, huyó de miradas amenazantes, hasta conseguir llegar al centro comercial, dónde alguien se acercó a pedirle hora y él saltó al vacío despavorido
21

Jejeje, 21, bienvenido al "lado oscuro" del microrrelato. Muy bueno.
ResponderEliminarAy, esas pesadillas que traspasan los límites del sueño... Muy bueno, 21.
ResponderEliminarTendemos a crear nuestros propios monstruos en lo ajeno, cuando somos nosotros nuestro peor enemigo
ResponderEliminar@Hank
ResponderEliminarA veces sale sin preguntar y hay que dejarle hacer, Hank. Gracias.
@Sara Lew
ResponderEliminarLa pequeña línea que separa ambos universos, a veces desaparece. Saludos, Sara.
@Cormoran
ResponderEliminarEste es el auténtico mensaje que quería transmitir, Luis. Siempre desmenuzas acertadamente en tus comentarios. A veces suceden las cosas al estar predispuestos a ello. Un saludo.