Un agudísimo y penetrante acúfeno punzaba insistente y desesperantemente todas y cada una de sus neuronas, sin abandonar en ningún momento el insoportable tormento. Sólo la música lo atenuaba, salvándolo temporalmente de una locura inminente, pero no de la muerte. La autopsia reveló años de déficit de música y de palabras amables, acompañado de un acúmulo patológico de silencios despectivos.
Blogged with MessageDance using Gmail

El sistema no me deja firmar este relato. Debe de haberme vetado por travieso o por algo más grave (como no firmar...).
ResponderEliminart, ta.tal...tallaets.No adviertes del sonido o musica que atenuaba el acúfeno.Podría ser el silencio.Podría ser el amor.La autopsia no podrá certificar como causa de defunción el déficit de nanas, la presencia de la indiferencia, la enfermedad del desamor.Cierto.
ResponderEliminarUn saludo
Ciertamente es el peor de los males, el que más muertes causa, el exceso de socialización, el egoísmo, la carrera trepidante hacia un supuesto triunfo que nos lleva a una muerte segura
ResponderEliminarhacía tiempo que no leía algo tan cursi, más que un relato parece una adivinanza
ResponderEliminar