viernes, 4 de febrero de 2011

En un pequeño reino...

Tras un gran terremoto, el rey se ofreció a sacar supervivientes de entre los escombros, pero no pudo por el peligro de morir sin descendencia. Quiso entonces donar sangre, mas su sangre azul fue rechazada para mezclarse con la del vulgo. Por último, ofreció su palacio para dar cobijo a los huérfanos. ¿Y permitir al pueblo llano entrar en la zona prohibida? De ninguna manera, dijeron sus cortesanos. Desolado, sintiéndose inútil, se retiró a reflexionar. Al día siguiente abolió la monarquía.

Rodia

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6 comentarios:

  1. Hummm, la Monarquía, esa obsoleta institución , la verdad es que da mucho juego. Buen punto de vista.

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  2. Sí, Hank. Monarcas, presidentes, primeros ministros, dictadores... hay tantos que dan juego últimamente. Incluso el bueno de Andrés se quedaría sin adjetivos para clasificar a algunos.

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  3. Jajaja, y mira que otra cosa no, pero los adjetivos son lo mío...

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  4. Parece que el único monarca cuerdo tiene tendencias suicidas, mal vamos. Yo diría que debería tratar de cambiar el uso de los monarcas haciendo uso del poder que le otorga su condición. Una reconversión de la monarquía, hasta hoy inútil, en algo... dejarlo, es imposible, mejor abolirla.

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  5. Estoy de acuerdo, Cormoran. Abolirla o, como mal menor, cambiarla para que la suceión sea por sorteo. Como ese de un sueldo para toda la vida...

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  6. Genial, Rodia, y de absoluta actualidad, porque como dices, estamos rodeados de problemas provocados por monarcas sin corona ni sangre azul pero que se creen con derecho a decidir sobre las vidas de tantos otros. Me gusta tu escritura, :)

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