¡Que fácil le resulta juzgarme! Me considera escoria.
Me gustaría verle en mis huesos que soy hija de la desgracia, hermana de la pereza y madre de la resignación.
He ido dando tumbos de mal a peor ¿qué podía esperarse de alguien como yo?
Mientras pensaba en todo esto ZAS. ¡Mierda! pensé y mierda era.
De pronto reparé que sobre el montón de estiércol pisoteado, una delicadísima flor se abría al sol.
Estupefacta me alejé pensativa.
desasosegada

Nadie debe juzgar a nadie, ni siquiera a uno mismo. Lo que para unos es una cosa, para otros lo contrario. El respeto es la clave, el positivismo el futuro.
ResponderEliminarQue los pensamientos sean positivos y buen fin de semana.