domingo, 20 de febrero de 2011

Insignificancia

Desde la cima la estepa misteriosa parecía una laguna de caramelo delimitada únicamente por los difusos bordes del horizonte. El cielo majestuoso, plagado de nubes sin arar, se extendía indómito por encima de la pareja que en silencio entendía esa tarde como la última. En medio de la inmensidad se sentían insignificantes errores en el paisaje como insignificante sonó el "perdóname" que ella le oyó decir mientras se alejaba de él para siempre.

Eunuco

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8 comentarios:

  1. Bello, Eunuco, bella "laguna de caramelo" y bellísimo "cielo... de nubes sin arar". Los "insignificantes errores en el paisaje", son magníficos para un triste, contundente final.

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  2. Hermoso relato, Eunuco. Un suave conjunto de frases bellas. Qué insignificantes parecen nuestros errores ante la majestuosa naturaleza.

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  3. @mirina
    Gracias mirina. Como siempre es un halago que te guste. Tengo pendiente ponerme al día en la medida de lo posible de vuestras últimas aportaciones y me temo que hasta el próximo finde no tendré tiempo aunque simplemente al asomar la nariz he captado el delicioso olor de tu "pan" de hace unos días. ¡Qué ganas de crujir en sueños!

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  4. @Sara Lew
    Hola Sara. Sin duda somos insignificantes en relación al mundo exterior pero no para el interior. Sentirse solo es fácil en este mundo si la compañía falla, creo que esta pareja se sentirá menos sola tras la ruptura.

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  5. Eunuco, llegas como tu avatar de pletórico, inundando este espacio de bellos relatos.
    ¡Que gozada leerte!

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  6. @Cormoran
    Qué nos queda sino intentar ver belleza en la intensidad aunque a veces esté revestida de dolor. ¡Para eso estamos vivos!

    Me alegro de que te guste Cormoran.

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  7. La herida de un instante doloroso, ha dibujado con palabras un hermoso paisaje, que ha quedado prendido en la retina de tod@s los lectores. Aprovecho para saludarte, Eunuco. Me apetecía decirte cuánto me ha gustado.

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  8. @veintiuno
    Saludos compañero, un placer intercambiar letras contigo otra vez. Como comentaba Saryle qué insignificante podemos resultar nosotros y nuestros problemas ante el mundo pero qué terriblemente dolorosos nos llegan a resultar, tanto así que pueden hacer que el mundo entero nos importe lo que un grano de arena.

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