viernes, 4 de marzo de 2011

Amistades interesadas

Aún puedo recordarte sentada en la escalera de la universidad, esperándome.
Nunca fuiste mi tipo, te lo confieso abiertamente, pero... algo le pasó al destino que se empeñó en unirnos.
Así fueron pasando los años sin que yo pudiera entender que te retenía a mi lado.
Hoy que se acerca mi fin, lo he comprendido todo.
Siempre estuviste enamorada de mi marido, por eso lloraste el día de mi boda, por eso has permanecido cerca.
No digas nada, ya no vale la pena, cuídale como yo lo hubiera hecho.



desasosegada

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1 comentario:

  1. Intenso, brutal el desapego que la muerte provoca en lo más querido y posiblemente en lo más odiado en esos últimos momentos. ¡Qué bien contado! Un abrazo Desasosegada...

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