Desarrolló la empatía en los largos trayectos de metro, contemplando la vida de los viajeros en sus miradas. Desasosegadas en los más casos, desde lo profundo de su corazón trasladaba ternura, calidez y comprensión.
Aquella joven de ojos verdes se le resistía. La recordaba vagamente desde que iba al colegio. Sus miradas se escudriñaban hasta la última parada. No podía sospechar que en el tumultuoso silencio del vagón ella vaciaba de su alma la tristeza de las historias ajenas.
Alsquare
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Aquella joven de ojos verdes se le resistía. La recordaba vagamente desde que iba al colegio. Sus miradas se escudriñaban hasta la última parada. No podía sospechar que en el tumultuoso silencio del vagón ella vaciaba de su alma la tristeza de las historias ajenas.
Alsquare
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Las autoridades competentes (es un decir) tendrían que promover el uso del transporte público con mr como el tuyo...
ResponderEliminarMuy delicado.
Últimamente observo con interés el poder virtuoso de las sonrisas y miradas compasivas. Lo bueno es que de esas dos, la autoridad competente somos cada uno. Un abrazo eglon82 y gracias.
ResponderEliminarPrecioso relato en el que parece que aquella chica de ojos verdes era su proopio reflejo.
ResponderEliminarUn saludo alsquare
Totalmente de acuerdo con Cormorán y Eglon, Alsquare, es un precioso relato. Y es verdad, del cruce de miradas y sonrisas desconocidas, en esos momentos suspendidos que son los viajes en transporte público, hay mucho que aprender.
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