Lo que ocurre es que después de de pasarte la vida dando patadas a las piedras de medio mundo, uno se siente de ningún sitio o de todos, según el humor del día.
Por eso cuando me dijiste: "Hueles como los naranjos al anochecer" me sentí de nuevo en casa y supe que allá a dónde vaya, llevaré la esencia de mi tierra.
desasosegada

De todos los olores, de todos todos, el de los naranjos al anochecer está en mis Top 2 (el otro era una magnolia de la casa vecina de mi infancia).
ResponderEliminarGracias por evocármelo.
Qué bello, desasosegada. Después de dar patadas a las piedras de medio mundo, ya no recuerdo el olor de mi tierra. Así que tu relato me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eglon, no te olvides de el olor de las lilas, el de la hierba mojada, el del café recién hecho, el de... bueno necesito un Top 20
ResponderEliminarGracias Sara, que cosa los olores, verdad??? nos acercan y nos alejan el tiempo como el zoom de una supercámara de fotos
ResponderEliminarDicen los científicos que es el sentido más antiguo que tenemos, de nuestra época de reptiles...
ResponderEliminar@Marga, me refería exclusivamente al rubro Flores. Si no, hubiese mencionado el olor de la que estoy amando...
Es maravilloso, Desasosegada, no solo por los aromas y colores que desprende, sino porque es toda una confesión de vida. Y tienes razón, los olores pueden convertirse en verdaderas máquinas del tiempo. A mí también me ha encantado.
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