Y se juntaron por segunda vez. Se perdonaron todo. Creían haber madurado lo suficiente para aceptarse tal y como se habían soñado. Y hubo una tercera, y una cuarta vez... es como si necesitaran de esas pausas, que dicen, inventan los ángeles para aquellos que aún siendo libres, necesitan ser amados, solo una vez más, para que alguien les haga sentir únicos.
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Sí, a veces hay intermitencias y reincidencias, con mayor o menor fortuna, pero las hay. Me ha gustado, 21.
ResponderEliminarEs cierto los vaivenes acaban siendo, no sé si justamente o no, depende del caso o del día supongo, una dinámica adictiva pero creo que tú mismo nos das la clave por la que esto pasa en la mayoría de los casos: la necesidad de ser amados y el miedo a la soledad que se esconde en la sombra de esa necesidad. Has dicho mucho más de lo que realmente has dicho.
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