Te observo desvestirte despacio, de espaldas a mí. Ese repentino pudor oculta algo más que tus pechos. Lo sé porque cuando vuelves la mirada no me veo en tus ojos esquivos. Te metes rápidamente en la cama, te arropas y apagas la luz. Tú crees que reposo mientras duermes, pero no. Mi gran ojo parpadeante aún sigue grabando.
Saryle
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Saryle

Bueno, acabo de comentar en tu blog porqué me gustó este relato; aunque otros lectores tenían diferentes interpretaciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Extraordinaria Saryle con este Gran Hermano en la intimidad.
ResponderEliminarConcido con Gabriel en la idea de Gran Hermano íntimo, y además incluiría un toquecito de las máquinas "humanizadas" de Blade Runner y 2010. ¡Toma ya sobrada cinematográfica! Muy bueno, Saryle.
ResponderEliminarMe gustaría pensar que nuestra amiga nos lleva a una versión de Gran Hermano, pero ya nos conocemos lo suficiente para atreverme a intentar adivinar múltiples versiones que cada cual fabrica en su mente al leerlas, que por otra parte es el destino de cualquier texto: poder variar como si de un color se tratase a cada intensidad de luz sea proyectada.
ResponderEliminarUn beso, Sara.
Me imagino un espejo por pareja de habitación, en el tocador .Se ve que soy poco cinéfila.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo
Me ha encantado la variedad de interpretaciones que le habéis dado al texto; éstas lo enriquecen con múltiples significados. Muchas gracias Luis, Gabriel, Hank, Veintiuno y Albada por vuestros comentarios.
ResponderEliminarAbrazos.
Sara Lew
Dos palabras: Saryle, Saryle (bueno, dos más: muy Saryle).
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