Se me daba bien, me concentraba y podía pasar horas inmóvil.
Un día quise ir a comer pero no pude moverme, esperé paciente, pero nada ocurrió, intenté gritar, llorar... nada, todo fue inútil.
Así que aquí me tienen, adornando esta vieja plaza.
No sufran por mí, ya me he acostumbrado, solo lo siento por mi padre... a veces le veo sentado en un banco solo, anciano y triste y no puedo evitar que una lágrima surque mi rostro de bronce.
desasosegada

Muy imaginativo, desasosegada. Dan juego las estatuas humanas, sí señor. Me ha gustado mucho, enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, tienen algo inquietante, ¿a qué sí?
ResponderEliminarSí que tiene algo inquietante, sí, además, puede dar lugar a interpretaciones muy actuales, en esta época de "inmovilizados" que lloran frente a los suyos porque se sienten con las manos atados. Muy bueno, Marga.
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