Nadie hallará muerta a la niña que hay en ella.
Aquella de perseguía mariposas blancas.
Esa que miraba absorta las hormigas en cuchillas.
La que miraba nubes tumbada en una era,
o las estrellas, escapándose liviana por la noche.
Ni la que leía con linterna bajo la sábana.
Ni siquiera la que acunaba a la vieja muñeca,
o la que seguía deambulando a la pata coja
por casillas de rayuela pintada en el asfalto
Albada
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Aquella de perseguía mariposas blancas.
Esa que miraba absorta las hormigas en cuchillas.
La que miraba nubes tumbada en una era,
o las estrellas, escapándose liviana por la noche.
Ni la que leía con linterna bajo la sábana.
Ni siquiera la que acunaba a la vieja muñeca,
o la que seguía deambulando a la pata coja
por casillas de rayuela pintada en el asfalto
Albada

Precioso, Albada. Me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarSara Lew
Muy bonito, Albada. Es mi opinión sincera, y también mi forma de decirte que NO TE VAYAS (me acabo de enterar y no sé qué te ha pasado).
ResponderEliminarNo hace falta "irse", aunque quizá te apetezca mirar de lejos durante un tiempo. En todo caso, aquí dejas amigos...
Hagas lo que hagas, un abrazo.