El bosque de sombrillas llenaba la playa de colores entorpeciendo el paisaje. Debería disfrutar un poco más, pensó desde la ventana. El verano había llegado, corto como siempre, y hasta su ánimo gastado sentía sus ondas expansivas. Pero la noticia del día anterior seguía perforándole el sentido.No encontraba razones para explicar las trampas con las que jugaba la lotería del destino ni qué maldito azar o qué maldita deidad decidió que la belleza de los dones se pagaría con las torturas del alma.
mirina
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mirina

El día que la creatividad pueda expresarse al fín con todo su esplendor, serán como un rumor aquellos días en los que no encontraba una explicación a tanto castigo por elegir una forma de vida.
ResponderEliminarUy, perdón... ¡saludos, Mirina!
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