Como caracolas de magma naranja, constelación sumergida; como remolinos celestes arqueados tal que zíngaras submarinas; como dijes de oro, saltimbanquis en ramas de coral; como telarañas de nácar con ojos pero sin párpados; como un corazón rojo que aletea a la fuga... Así danzan las formas del espejo circular, así el orbe convexo gira, así es como la pequeña Idaniya ve a sus peces nadar entre burbujas sin sal (sin darse cuenta de que ella también nada, nada como el que más sobre su propia sonrisa)
Eunuco
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Eunuco

Parece una piedra preciosa, nadando y bailando a ritmo de libre albedrío cirular. Quitándole límites, resulta un conjunto de bellas palabras.
ResponderEliminarArena
Te sumerjes en los ojos de una niña para describir con infinita belleza como ella ve eso que, para nosotros, es una simple pecera.
ResponderEliminarMe ha encantado, Eunuco. Un saludo.
Sara Lew
!!!precioso!!! has hecho que una pecera, que ya de por sí es un espacio mágico, cobre vida y luz.
ResponderEliminarNarrar a través de los ojos de una niña es todo un reto que solventas con nota, Eunuco. Un submundo completamente vetado a los adultos y que tú te has asomado para contárnoslo. Una lectura muy sugerente. Especial.
ResponderEliminarSaludos.
@Anónimo
ResponderEliminarGracias Arena, gusto mucho de las piedras narrativas, es algo en lo que he de trabajar, ¡nos leemos!
@Anónimo
ResponderEliminarGracias por tu lectura Sara, creo que si en los momentos más pesados de la edad adulta nos tomáramos un momento para analizar esos "conflictos" con la perspectiva de un niño veríamos que muchas veces vemos las cosas más complicadas (y feas) de lo que realmente son.
@marga
ResponderEliminarHola Marga, me alegro de que te guste. La verdad es que la estampa de una pecera siendo observada por un niño rezuma magia, de esas magia habitual que a algunos nos cuesta tanto ver.
@veintiuno
ResponderEliminarGracias 21, creo que no tenemos palabras los adultos (puede que ni existan) para describir el modo en el que los niños perciben el mundo que les rodes. Para nosotros ese mundo se ha vuelto ya complejo, lleno de matices y una gama más amplia de colores, en todo caso menos brillantes.