La radio escupe su ración diaria de horrores: la prima de riesgo se dispara, el cuerno de África se muere de sed...
De pronto me vi rodeada de mi familia en un erial seco, resquebrajado y estéril. Las mujeres sudorosas bajo el sol abrasador cargábamos con tinajas de agua, la sopa cocía en agua turbia y los niños chupaban con fruición los recipientes que aún conservaban algún resto de humedad.
Me despertó el clic-clac del grifo mal cerrado, sentí vergüenza y asco.
desasosegada

Gracias, desasosegada, por recordarnos con tanta claridad nuestra posición afortunada. Con qué facilidad la olvidamos y nos mostramos completamente egoístas con la sordera de la indiferencia.
ResponderEliminarUn abrazo.