No tuvo fuerzas para negárselo. Él se lo pidió, se lo suplicó, se lo exigió, la barbilla temblando y los ojos empañados. Un último beso. Él recogió su pelo tras la nuca, acariciándola levemente con la yema de los dedos, y ella sintió su boca por última vez pegada a la suya, buscando su lengua con avidez. Por fin, él se retiró y le susurró en el oído:
-Sin ti moriré... y tú también, amor.
Ella permaneció inmóvil, mirándolo fijamente, mientras sentía en su boca el sabor de las almendras amargas.
Hank66
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-Sin ti moriré... y tú también, amor.
Ella permaneció inmóvil, mirándolo fijamente, mientras sentía en su boca el sabor de las almendras amargas.
Hank66
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Nadie tiene la exclusiva de nada. Tu tampoco.
ResponderEliminarOtros tan buenos o mas que tu y el anónimo me han dicho cosas bonitas.
Y..repito, gente mas cualificada, me ha evaluado desde diferentes ángulos. Eso me da agallas y seguridad. Que es lo que no soportais.
Kisss, de almendra amarga? jejeje
Mira, Arena, Pléyade o cualquiera de tus múltiples encarnaciones, me tienes bastante harto. Definitivamente, este es el último cruce de comentarios que tengo contigo. Sencillamente, estoy hasta las narices de tus tonterías. ¿Que te han dicho cosas bonitas? Pues hala, con tu pan te lo comas. Un día de estos lleva tus escritos a una editorial, a ver qué opinan de tus maravillosos textos. No te soporto porque no solamente escribes con faltas y fallos de sintaxis, sino que encima quieres hacernos ver que tus textos son tan maravillosos que no necesitan ninguna modificación. A partir de ahora, ni un comentario, ni una calificación de mi parte, Sigo por mi camino y tú sigue por el tuyo. Te veré en la tele cuando recojas el Nobel.
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