Surgiendo de la nada, apareció sin más. Y levantó del suelo donde escondida, yacía mi derrota.
Me regaló sonrisas y hermosas palabras. Me enseñó a tutear al tiempo y a
dominar la pasión. Hizo del castigo una experiencia inolvidable para
volver a sentirme grande.
Mi musa es mortal, habla mi idioma y sufre como yo. Le debo tanto... que
ahora que sufre en silencio, no sé como ayudarla... y necesito hacerlo.
A diario le dedico un beso, y aún así, no la siento.
Pero me enseñó bien, la espero...
21
Bellísimo micro sobre esa musa misteriosa que yo, no sé por qué, identifico como una parte de nosotros mismos: la ilusión, la conciencia, el sentido de la supervivencia o el amor por uno mismo, tan necesario.
ResponderEliminarEl arranque me parece buenísimo, espectacular.
Para mi gusto cambiaría la coma después de la palabra donde. Un abrazo Daniel.
Muchas gracias, Francisco. Me gusta que me hayas corregido, porque un error sin subsanar es posponer una cita o eludir una sonrisa.
ResponderEliminarPuede tener varias lecturas, aunque mi intención es personal, y como digo, es una musa "mortal". Aunque tu intención es correcta. Ya pueden venir miles de musas que si la predisposición no sobrevive, no hay resultado.
Un fuerte abrazo, Francisco, y gracias de nuevo por ayudarme (no dudes nunca en hacerlo)