Cuando vi aquellos ojazos azules me quedé sin habla.
¿Quién podía pensar en ese momento en un corazón fuerte, un intestino resistente o un amasijo de cuerdas y tendones?
Afortunadamente nadie, pero sin ello, sería imposible admirar la luz de esos ojos.
Así le ocurre a nuestro blog, un montón de mecanismos tienen que actuar correctamente para que nuestros relatos puedan publicarse. Ahora, como ya sabréis, no funcionan.
Afortunadamente tenemos a Alvaro trabajando para que todo pueda solucionarse cuanto antes.
Gracias Alvaro.
Me uno a ti, Marga, en la forma y en el fondo. En esa particular forma de agradecer un trabajo, un esfuerzo, y todo lo que conlleva un buen funcionamiento.
ResponderEliminarGracias, Marga por acordarte y ser agradecida. Y gracias a ti, Alvaro, por tanto tiempo y tanto esfuerzo.
Gracias Marga por por poner el aviso en forma tan bella y sugerente. Y gracias a Alvaro por limpiarnos y arreglarnos las cañerías de este invento a los que, profanos y perdidos, solo nos queda ejercitar la virtud de la paciencia, que en este caso es más fácil porque se acompaña con la esperanza de una rápida vuelta a la normalidad. Que así sea.
ResponderEliminarJajaja, no hay mal que por bien no venga, así no sufriremos los ¿micros? areniles... Hay que ver la botella siempre medio llena, amigos. Y ahora en serio, gracias a Álvaro por dedicar tiempo para que Relatarium prospere. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta bella bestia que hemos creado es un marco de inspiración para muchas personas. Dejarla caer no sólo sería una lástima sino también injusto.
ResponderEliminarDebo confesar, no obstante, que esta vez hemos tenido suerte: Esto ha sido un transplante de corazón. Literalmente. Hemos tenido la suerte de que hay una solución, Postperous, muy similar a la de Messagedance, que dejó de existir de la noche a la mañana.
Aprender como funcionaba, ver que encajaba, hacer los ajustes y atreverme a tocar las tripas de lo que hice hace un año ha sido un parto.
Como ya os dije no soy ningún experto en estas cosas y sólo la osadía puede dar un resultado. Debemos ser conscientes de que mañana puede haber otra aplicación, de las muchas que hacen de Relatarium lo que es, que haga que falle otra cosa y quizá no pueda ser subsanada.
Por eso quiero recordar el carácter de temporalidad de esta bella bestia, llamada Relatarium, que tiene apenas 13 meses y ya nos da sustos.
Gracias a los 3, ventiuno, Francisco y Hank por vuestros ánimos.
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