jueves, 3 de noviembre de 2011

Están entre nosotros

Lo único que sabían los agentes es que el asesino en serie estaba en el atestado vagón y era poseedor de una gran fuerza física. Los viajeros salieron uno a uno. El último fue una viejecita encorvada. Hola, señora. Hola majo, respondió gravemente. Quedas detenido, monstruo. Los viajeros en el andén asistieron aterrados a la metamorfosis. La foto colectiva los liberó de la visión.


Cristina


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