domingo, 13 de noviembre de 2011

Il Caimano

Redactaba con esmero su autobiografía. Sería un pilar fundamental de su próxima campaña, por lo que ponía especial cuidado en darle una pátina convincente y veraz.

De pronto, notó un brutal golpe en el occipucio, acompañado de una luz cegadora, un ruido ensordecedor y un penetrante olor a azufre. Después, oscuridad y silencio.

Acababa de escribir "que me parta un rayo si miento".

Instantes después, recuperó el sentido y su sonrisa maliciosa. Ni siquiera el cielo sabía que él era inmortal.

tapia


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