El jinete de azulada vestimenta llegó al torreón tras cruzar bosques tenebrosos, afiladas cordilleras y amenazantes pantanos.
Una vez allí, con la satisfación que da el trabajo casi acabado, y tras disimular varios bostezos, dejó que el sueño le venciera.
Y aún hoy, después de tanto tiempo, sigue durmiendo.
Cronopio
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